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Por qué la adherencia al tratamiento de la esclerosis múltiple es clave

En fármacos que tratan un problema visible o medible por el paciente (la glucemia, la tensión arterial, el dolor…) puede ser más evidente la necesidad de cumplimiento.

20 Sep 2019

En fármacos que tratan un problema visible o medible por el paciente (la glucemia, la tensión arterial, el dolor…) puede ser más evidente la necesidad de cumplimiento; pero en una enfermedad como la esclerosis múltiple, que tiene un curso más o menos impredecible, con la aparición de brotes de forma irregular y épocas entre los brotes que pueden ser asintomáticas, existe el riesgo de que el paciente deje de acordarse de que tiene una enfermedad crónica con necesidad de un tratamiento continuado, por “sentirse demasiado bien”.

Sin embargo, no sólo ocurren los brotes clínicos, es decir, síntomas visibles por el paciente, con su riesgo de dejar secuelas permanentes, sino que la enfermedad también produce lesiones cerebrales silentes, es decir, que pasan desapercibidas al paciente pero que indican mal control de la enfermedad y que empeoran el pronóstico a largo plazo. De ahí que incluso cuando clínicamente el paciente está bien, sea tan importante cumplir con el tratamiento, para prevenir tanto brotes como lesiones cerebrales nuevas, y poder mantener un estado físico lo más óptimo posible.

En la esclerosis múltiple, los pacientes menos adherentes al tratamiento presentan un mayor riesgo de aparición de brotes, con lo que ello significa de cara al riesgo de secuelas permanentes, por lo que es fundamental encontrar el tratamiento que a cada paciente le vaya mejor, teniendo en cuenta facilidad y vía de administración, el grado de tolerabilidad y el impacto sobre la calidad de vida.

Con la disponibilidad cada vez mayor de fármacos en el mercado, no sólo es importante encontrar aquél que controle la enfermedad, sino que también hay que tener en cuenta la satisfacción del paciente y procurar que el tratamiento tenga el mínimo impacto sobre su estilo de vida, lo que incluye comodidad de administración, gestión adecuada de los efectos secundarios (riesgo bajo, facilidad de seguimiento), y posibilidad de planificación familiar. Esto último es especialmente relevante dado que la esclerosis múltiple afecta sobre todo a mujeres en edad fértil, a las que hay que facilitar lo más posible cumplir de forma segura con sus planes de tener descendencia.

En España, la satisfacción de los pacientes con esclerosis múltiple es mayor con los tratamientos de administración oral, en contraposición a los inyectables. Además, en las enfermedades crónicas, la menor frecuencia de administración mejora la adherencia al tratamiento, y por tanto, aumenta las posibilidades de tener la enfermedad controlada. En este sentido, un medicamento que se administre de forma oral generará mayor satisfacción, y si se administra pocas veces al año, menos influirá sobre el estilo de vida del paciente. Es un gran avance disponer ya de tratamientos eficaces, seguros y cómodos para los pacientes con esclerosis múltiple, que nos permitan un buen control de la enfermedad junto con una mínima repercusión negativa sobre la calidad de vida.

«El artículo refleja la opinión y práctica clínica del autor y no se trata de una opinión o recomendación de Merck, S.L.U. Asimismo, el presente artículo tiene carácter orientativo y divulgativo, de modo que no constituye un diagnóstico de una patología o enfermedad y no sustituye al diagnóstico o tratamiento realizado por un profesional sanitario».