ePrivacy and GPDR Cookie Consent management by TermsFeed Privacy Generator

Home / Artículos

¿Qué utilidad tienen los biomarcadores en la esclerosis múltiple?

Por otra parte, se está investigando cada vez más la utilidad de biomarcadores en la práctica clínica. El término “biomarcador” es una combinación de las palabras “marcador biológico”.

18 Jun 2018

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica con un curso complejo, caracterizado por:

El diagnóstico suele consistir en la detección de un mínimo de dos lesiones en áreas diferentes del sistema nervioso central, incluyendo:

  • Cerebro
  • Médula espinal
  • Nervios ópticos

En los últimos años se han producido avances terapéuticos significativos para los pacientes con esta enfermedad, con un importante componente de “tratamiento personalizado” en función de las características, preferencias y necesidades individuales:

  • Actividad laboral
  • Deseo de formar una familia
  • Necesidad de planificación

Por otra parte, se está investigando cada vez más la utilidad de biomarcadores en la práctica clínica. El término “biomarcador” es una combinación de las palabras “marcador biológico”.

En la esclerosis múltiple, existen diferentes situaciones en las cuales los biomarcadores pueden ser útiles: para el diagnóstico de la enfermedad, para señalar el tipo de manifestaciones clínicas que se presentan, para proporcionar información sobre el curso de la enfermedad o para proporcionar evidencias sobre la respuesta a los tratamientos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene que la “verdadera” definición de biomarcador incluye “prácticamente cualquier medida” que refleje la interacción entre un sistema biológico y una amenaza potencial, ya sea ésta un elemento químico, una característica física o un elemento biológico. Ejemplos de biomarcadores incluyen desde el pulso y la presión arterial hasta los resultados de pruebas de laboratorio de gran complejidad. Entre estos últimos figurarían biomarcadores genéticos, variantes genéticas que pueden explicar las diferencias entre individuos en términos de salud y la respuesta a los tratamientos, además de señalar posibles dianas terapéuticas para las terapias del futuro.

Se pueden concebir los biomarcadores como indicadores múltiples del estado de una enfermedad. La investigación de la esclerosis múltiple puede beneficiarse de los biomarcadores, quizá en mayor medida que los estudios en otros campos, debido a la enorme variabilidad que hay entre casos. Los biomarcadores pueden ser un apoyo en el diagnóstico, la predicción del curso de la enfermedad y la respuesta a los tratamientos que se administran a un paciente.

La existencia de biomarcadores es una necesidad no satisfecha en la esclerosis múltiple, a pesar de que se han realizado esfuerzos considerables para encontrarlos y validarlos objetivamente. Algunos biomarcadores ya se emplean en la práctica, otros están pendientes de validación.

En la esclerosis múltiple, los biomarcadores se han planteado como instrumentos con dos objetivos fundamentales:

  • Predecir la evolución de la enfermedad
  • Mejorar los resultados de la terapia

Biomarcadores y evolución de la enfermedad

Hasta el momento no hay parámetros objetivos para definir o predecir el curso de la esclerosis múltiple. Tampoco hay biomarcadores que permitan predecir si un síndrome clínicamente aislado (un brote único de esclerosis múltiple, también conocido por el acrónimo CIS) pasará a convertirse en esclerosis múltiple confirmada por la presentación de un segundo brote, ni otros que alerten del cambio de la forma remitente-recurrente a la forma secundaria progresiva.

Del mismo modo, no es posible en la actualidad predecir el número de brotes ni la duración de las remisiones basándose en esos criterios objetivos que son los biomarcadores, aunque sí hay factores de riesgo que guardan una relación con los brotes.

Biomarcadores y tratamiento de la esclerosis múltiple

Algunos autores han planteado que los tratamientos convencionales más empleados como terapias de primera línea (la primera opción después del diagnóstico) son medicamentos que han probado su capacidad de reducir la actividad de la esclerosis múltiple con un buen perfil de seguridad. No obstante, también indican que existe aproximadamente un tercio de pacientes con la forma remitente-recurrente de esclerosis múltiple (la más frecuente) que muestran una respuesta insuficiente a estos fármacos.

Con novedades importantes en cuanto a nuevos tratamientos, poder emplear biomarcadores para saber quiénes se beneficiarán de ellos en mayor medida sería una mejora considerable para las personas que viven con esclerosis múltiple.

No obstante, hasta la fecha ha sido poca la evidencia a favor del empleo de algunos biomarcadores en la práctica clínica.

Entre otros, existen datos sobre la utilidad de los siguientes biomarcadores en la esclerosis múltiple:

  • Bandas oligoclonales
  • Imágenes obtenidas por resonancia magnética
  • Anticuerpos anti-virus JC

Se han considerado como biomarcadores potenciales:

  • Ciertas sustancias presentes en muestras de líquido cefalorraquídeo
  • Indicadores de neurodegeneración como:
  • Presencia de una proteína denominada neurofilamento
  • Presencia de GFAP (proteína ácida brilar glial)
  • Proteína CD163
  • YKL-40
  • CXCL 13
  • Células T reactivas a la mielina
  • Anticuerpos Kir4
  • Osteopontina
  • Lipopéptidos relacionados con el microbioma (bacterias “beneficiosas” del organismo)