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La esclerosis múltiple y el calor: ¿cómo podemos controlar los síntomas en verano?

El motivo de esta prueba no es otro que el hecho de que muchas personas con esclerosis múltiple experimentan un empeoramiento temporal cuando el clima es muy caluroso o húmedo, o si tienen fiebre por algún motivo.

02 Jul 2018

El motivo de esta prueba no es otro que el hecho de que muchas personas con esclerosis múltiple experimentan un empeoramiento temporal cuando el clima es muy caluroso o húmedo, o si tienen fiebre por algún motivo.

Estos cambios temporales pueden ser el resultado incluso de ligeras elevaciones en la temperatura del cuerpo. Se han documentado casos de empeoramiento con un aumento de solo un cuarto de grado o medio grado centígrado.

Las temperaturas elevadas hacen que la transmisión de las señales eléctricas en los tejidos nerviosos desmielinizados sean aún más difíciles.

Síntomas frecuentes asociados al calor

Aunque cada paciente es diferente, algunos de los síntomas más frecuentes cuando aumenta la temperatura son:

  • Debilidad
  • Hormigueo
  • Mareos
  • Dificultad para hablar o pensar con claridad

Entre las actividades asociadas al calor corporal que pueden hacer que se presente esta situación se incluyen:

  • Tomar el sol
  • Hacer ejercicio
  • Tomar una ducha o un baño demasiado caliente

Es posible, por ejemplo, que un paciente con esclerosis múltiple sufra un episodio de visión borrosa cuando se expone a una fuente de calor. Este fenómeno se conoce como signo de Uhthoff.

El calor suele producir un empeoramiento de los síntomas que se caracteriza por ser temporal. No significa que la enfermedad esté más activa ni que se hayan producido más daños en los tejidos nerviosos. Los síntomas suelen desaparecer rápidamente o mejorar también con rapidez cuando el paciente se aleja de la fuente de calor.

Estrategias para aliviar los efectos del calor

  • Procure permanecer en espacios equipados con aire acondicionado durante los periodos de calor y humedad extremos.
  • Emplee elementos refrescantes tales como chalecos o bandanas cuando realice ejercicio u otras actividades al aire libre.
  • Procure llevar ropa ligera, suelta y transpirable.
  • La ingesta de líquidos frescos también puede proporcionar un alivio temporal.
  • Recurra a un ventilador o aire acondicionado al realizar actividades físicas en ambientes de interior.
  • Haga ejercicio en una piscina que tenga agua fresca o en un ambiente a temperatura controlada. Si va a hacerlo en el exterior, elija los momentos del día en los que la temperatura es más baja: a primeras horas de la mañana o última de la tarde.
  • Pruebe a refrescarse antes y después de hacer ejercicio para evitar que la temperatura de su cuerpo se eleve. Un baño de unos 20 minutos en agua templada al cual puede ir añadiendo agua fresca de vez en cuando es una opción. Una ducha puede tener un efecto similar.
  • Lleve consigo una bolsita de hielo o un contenedor similar, que puede aplicarse en las muñecas, o el cuello para aliviar el calor.
  • Procure planear sus actividades de antemano, de esa forma, estará preparado ante un aumento de la temperatura. En los medios de transporte público, por ejemplo, puede solicitar plazas en las que no dé el sol. Pida hielo si lo necesita. Vístase con varias prendas a modo de capas para poder ir deshaciéndose de ellas si aumenta el calor.
  • Preste atención a las señales que el cuerpo envía. Aprenda a “escuchar” a su propio organismo. Igual que el dolor sirve para indicar que algo va mal, la debilidad o las alteraciones de la visión pueden ser señales de que debe tomar medidas para evitar el calor.

Por otra parte, el frío puede también tener un impacto en los síntomas de esclerosis múltiple, como la espasticidad. Generalmente se recomienda a las personas con esta dolencia que eviten las temperaturas extremas, tanto el frío como el calor.