La esclerosis múltiple es una enfermedad de la que hoy en día se conocen varios factores que contribuyen o participan en su desarrollo. Estos factores son muy diversos e incluyen la raza, el sexo, la obesidad infantil, la zona geográfica donde uno ha nacido, el tabaquismo, la exposición solar y la síntesis de vitamina D entre otros. Sin embargo, hay dos que tienen especial importancia, uno es el virus de Epstein Barr [1] y otro es el factor genético.
A día de hoy se conocen mas de 200 polimorfismos genéticos, esto son formas variables en la secuencia de nuestro ADN, que se han relacionado con un mayor riesgo o mayor asociación con desarrollar o padecer esclerosis múltiple [2].
La mayoría de los genes estudiados que tienen relación, son aquellos que codifican lo que se conoce como Complejo Mayor de Histocompatibilidad, CMH o sus siglas en inglés HLA. Este HLA son una familia de genes localizados en el brazo corto del cromosoma 6, cuya función es la codificación de moléculas denominados antígenos leucocitarios humanos. Estos son fundamentales en la respuesta inmunitaria de nuestro cuerpo, pues se encargan de presentar ciertas proteínas a unas células de gran importancia del sistema inmunitario como son los linfocitos T.
Existen varias asociaciones conocidas, sin embargo, la más fuerte asociación estudiada se encuentra en el locus HLA-DRB1 [3]. No obstante, se han estudiado también genes fuera del HLA con relación con la esclerosis múltiple. Todos ellos tienen relación con el sistema inmunitario, aunque su asociación es más modesta.
A pesar de todos los datos conocidos ninguna de estas es suficiente o únicamente necesaria para desarrollar la enfermedad, aunque su expresión si aumenta el riesgo de forma sumatoria. Pero hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos es una mezcla de todos estos factores genéticos, llamada poligenicidad, la que contribuyen al desarrollo de la enfermedad.
Cuando se quiere estudiar en una determinada enfermedad como influye el factor genético en esta, un buen modo de hacerlo es viendo la posible diferencia que existe entre individuos genéticamente iguales. Estos son los gemelos monocigóticos, es decir, aquellos que derivan de un solo óvulo y espermatozoide y por tanto son hermanos con exactamente el mismo ADN. Hay que diferenciarlos de los gemelos dicigóticos o mellizos, estos son aquellos que derivan de dos óvulos y dos espermatozoides y por tanto se parecen igual que dos hermanos cualesquiera, aunque hayan salido de un único embarazo.
Pues bien, como hemos visto en la esclerosis múltiple existe cierto componente genético, y por tanto existe más riesgo de poder desarrollar la enfermedad cuando hay un familiar afecto, aunque este riesgo sea considerado bajo.
Entre hermanos o gemelos dicigóticos este riesgo es del 3-5%, sin embargo, este riesgo es mucho mayor para gemelos monocigóticos, siendo aproximadamente del 20%, y algunas series llegando a subir hasta el 39%. [4]
Por tanto, queda claro como el factor genético es un factor clave en el desarrollo de la enfermedad, pero insuficiente por si solo y se necesitan otros cofactores añadidos para el desarrollo de esta a lo largo de la vida.
Fuentes
- Jacobs BM, Giovannoni G, Cuzick J, Dobson R. Systematic review and meta-analysis of the association between Epstein-Barr virus, multiple sclerosis and other risk factors. Mult Scler. 2020;26(11):1281.
- Goris A, Vandebergh M, McCauley JL, Saarela J, Cotsapas C. Genetics of multiple sclerosis: lessons from polygenicity. Lancet Neurol. 2022;21(9):830.
- Lincoln MR, Montpetit A, Cader MZ et al. A predominant role for the HLA class II region in the association of the MHC region with multiple sclerosis. Nat Genet. 2005;37(10):1108.
- Sadovnick AD, Armstrong H, Rice GP, et al. A population-based study of multiple sclerosis in twins: update. Ann Neurol. 1993;33(3):281.