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Mononucleosis o virus Epstein-Barr: ¿tiene incidencia en la esclerosis múltiple?

Se han considerado diferentes agentes infecciosos como factores relacionados con la esclerosis múltiple, pero casi ninguno ha superado un análisis riguroso.

18 Jun 2018

Se han considerado diferentes agentes infecciosos como factores relacionados con la esclerosis múltiple, pero casi ninguno ha superado un análisis riguroso. En el caso del virus de Epstein-Barr, se ha visto que éste es más frecuente entre las personas que padecen esclerosis múltiple que en el resto de la población. El virus de Epstein-Barr (EBV, su acrónimo en inglés), también conocido como herpesvirus humano 4, es uno de los virus más frecuentes de cuantos afectan a los seres humanos. Se transmite a través de los fluidos corporales, sobre todo la saliva, pero también a través de la sangre, el semen, los órganos trasplantados y las transfusiones. La infección por EBV es más común durante la infancia, pero muchas personas la contraen en otros momentos de sus vidas. En gran medida, se trata de una infección que no provoca síntomas, sobre todo en jóvenes, lo cual puede hacer que sea difícil distinguirla de un resfriado común.

En adultos, puede provocar los siguientes síntomas:

  • Fiebre
  • Fatiga
  • Dolor de garganta
  • Sarpullido
  • Aumento del tamaño del hígado o el bazo

Investigación

Aún se está investigando la relación entre el virus de Epstein-Barr y la esclerosis múltiple, incluyendo la posibilidad de que el virus desempeñe un papel directo en la presentación de la enfermedad. Un estudio de la Universidad de Harvard encontró una relación entre la infección por EBV y un aumento en el riesgo de desarrollar esclerosis múltiple. Un hallazgo parecido fue el resultado de un análisis del personal militar estadounidense afectado por esclerosis múltiple comparado con personas de características similares sin la enfermedad. En este trabajo se vio que el riesgo de esclerosis múltiple era 36 veces mayor entre quienes tenían anticuerpos frente al virus en su sangre (lo cual significa que habían estado expuestos al EBV).

También se ha detectado mayor presencia de una proteína asociada al virus de Epstein-Barr en personas con esclerosis múltiple comparadas con sujetos libres de la enfermedad. En general, cada vez hay más evidencias de que la infección por EBV es más frecuente entre personas con esclerosis múltiple, y la repetición de estudios parece confirmar los primeros hallazgos de esta relación.

Evidencias sobre la intervención de un virus en la esclerosis múltiple

La idea de que un virus puede actuar como desencadenante de la enfermedad, aunque no se sepa exactamente cómo, tiene que ver con diversos hallazgos:

  • El gemelo idéntico de una persona con esclerosis múltiple, que tiene virtualmente los mismos genes, sólo tiene una probabilidad entre cuatro de desarrollar la enfermedad, lo cual sugiere que hay otros factores, además de los genéticos. Uno de ellos podría ser el virus de Epstein-Barr.
  • Datos de estudios epidemiológicos (que analizan factores geográficos, socioeconómicos…) sugiere que la exposición a agentes infecciosos puede tener que ver en la presentación de la enfermedad.
  • Entre el 90% y el 95% de las personas con esclerosis múltiple tienen en su líquido cefalorraquídeo proteínas que suelen encontrarse en enfermedades del sistema nervioso central que se presentan como respuesta a virus.

Causa probada

Hasta la fecha, los investigadores no han identificado un único virus como desencadenante de la esclerosis múltiple. Para que esto quede demostrado debe probarse:

  • Que el virus está presente en el organismo antes de que se desarrolle esclerosis múltiple
  • Que el virus cusa la enfermedad y no simplemente coincide con ella

Otro virus que se está estudiando en cuanto su relación con la esclerosis múltiple es el herpesvirus humano 6 (HHV-6).

Entre los próximos pasos para identificar la función de los virus en la esclerosis múltiple se está empleando tecnología relacionada con la genética que podría permitir identificar otros virus hasta ahora no relacionados con la esclerosis múltiple, además del virus de Epstein-Barr. También se baraja la posibilidad de que no sea el virus, sino la respuesta de nuestro organismo al virus, lo que interviene en la presentación de esclerosis múltiple. Otra línea de investigación de cara al futuro es el empleo de inmunoterapia en personas con la forma secundaria progresiva de la enfermedad a partir de mecanismos relacionados con la respuesta a la infección por EBV.