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Rehabilitación cognitiva en esclerosis múltiple

Mientras hablamos, leemos, conducimos o preparamos el almuerzo hacemos uso de ellas. Son, por tanto, funciones cognitivas las capacidades de: atención, memoria, lenguaje, habilidades visoespaciales o las conocidas como funciones ejecutivas (planificación, organización, toma de decisiones…).

03 Sep 2019

Mientras hablamos, leemos, conducimos o preparamos el almuerzo hacemos uso de ellas. Son, por tanto, funciones cognitivas las capacidades de: atención, memoria, lenguaje, habilidades visoespaciales o las conocidas como funciones ejecutivas (planificación, organización, toma de decisiones…). Todas estas habilidades pueden deteriorarse como resultado de una lesión neurológica, consumo de determinadas sustancias, enfermedades psiquiátricas o enfermedades neurodegenerativas entre otras causas.

La alteración de este tipo de funciones está presente en un importante número de personas con esclerosis múltiple (EM) y, al igual que el resto de síntomas de la enfermedad, puede llegar a ser muy variable. La duración de la enfermedad no parece influir, no obstante, tenemos datos que nos hacen pensar que, una vez presente, esta afectación puede agravarse con el tiempo.

La rehabilitación cognitiva supone una opción terapéutica más que aceptable si tenemos en cuenta que, a día de hoy, los fármacos modificadores del curso de la enfermedad apenas han demostrado eficacia sobre el daño cognitivo y los fármacos usados para tratar deterioro cognitivo en otras enfermedades no son eficaces en (o en algunos casos contraproducentes) en personas con EM.  

La rehabilitación cognitiva hace referencia a la aplicación de técnicas y actividades destinadas reducir los déficit en las funciones cognitivas, reducir el impacto de estos déficit y favorecer la toma de conciencia sobre el deterioro. Los métodos pueden ser muy variados y consisten en ayudar a comprender el propio funcionamiento cognitivo, aprender estrategias para afrontar estas deficiencias en la vida diaria, tomar conciencia sobre los factores que influyen en nuestro funcionamiento cognitivo como el sueño, estado de ánimo, ejercicio físico,…

La intervención cognitiva puede llevarse a cabo desde dos líneas diferentes que, en ningún caso son excluyentes sino que se combinan en la práctica habitual para alcanzar los mejores resultados.

La primera de ellas persigue la recuperación de la función dañada. Se basa en el uso de tareas y ejercicios que se repiten hasta alcanzar la mejoría, bien en la propia consulta, o bien en casa mediante el uso de material diseñado para tal fin o de recursos online específicos para cada persona. Esta línea es muy beneficiosa por ejemplo, cuando existen problemas atencionales.

La segunda línea trabaja el uso de las habilidades conservadas para sustituir a aquellas que están dañadas o bien, el uso de ayudas externas para optimizar los recursos. Este tipo de estrategia ha mostrado ser muy útil con los problemas de memoria.

Los profesionales que habitualmente llevamos a cabo este tipo de rehabilitación somos los neuropsicólogos, hasta hace poco desconocidos. Somos profesionales de la psicología que trabajamos con los problemas cognitivos, emocionales y conductuales. A día de hoy, aún no estamos presentes en todos los hospitales del país, menos aún en unidades específicas de esclerosis múltiple, pero nuestra presencia se ha ido incrementando en los últimos años por lo que en muchos lugares, ya puedes acceder a nosotros a través de tu neurólogo o por las asociaciones de esclerosis múltiple. 

 

«El artículo refleja la opinión y práctica clínica del autor y no se trata de una opinión o recomendación de Merck, S.L.U. Asimismo, el presente artículo tiene carácter orientativo y divulgativo, de modo que no constituye un diagnóstico de una patología o enfermedad y no sustituye al diagnóstico o tratamiento realizado por un profesional sanitario»