Estimulación Eléctrica Funcional

La estimulación eléctrica funcional (FES por su acrónimo en inglés) es un tratamiento que consiste en la administración de descargas eléctricas de poca intensidad en un músculo paralizado o debilitado por efecto de daños en el cerebro o en la médula espinal.

Las descargas estimulan el músculo para que realice su movimiento habitual.

En algunos casos de esclerosis múltiple, la estimulación eléctrica funcional se emplea para tratar la desviación del pie al caminar, que dificulta la deambulación de algunos pacientes.

La estimulación eléctrica funcional se desarrolló en Estados Unidos en la década de los 60, y se probó inicialmente en personas que habían padecido un ictus (infarto cerebral). Aunque los resultados de los estudios iniciales resultaron bastante prometedores, la estimulación eléctrica funcional no se convirtió en una práctica habitual hasta mucho después.

En la actualidad, la estimulación eléctrica funcional está siendo estudiada como posible terapia para ayudar en la deglución, el empleo de las manos y los brazos e incluso los problemas de respiración. En esclerosis múltiple tiene varios beneficios potenciales que aún se están analizando.

Cómo funciona la estimulación eléctrica funcional

El aparato para la estimulación eléctrica funcional incluye una caja de control de pequeño tamaño, parecido al de la caja que contiene una baraja de cartas, con una batería y varios electrodos. Cuando va a servir para corregir la desviación del pie, suele llevarse en una correa por debajo de la rodilla. De ese modo, los electrodos pueden estimular el nervio que va al músculo que normalmente coloca el pie en su postura correcta cuando caminamos.

La estimulación se produce al levantar el pie y se detiene al tocar el pie el suelo. A veces es necesario realizar ajustes hasta que la máquina se sincroniza perfectamente con el ritmo específico de cada paciente.

Quién puede beneficiarse de la estimulación eléctrica funcional

La estimulación eléctrica funcional puede ser beneficiosa, pero para usarla es necesario que la persona pueda caminar, aunque sea necesario recurrir a algún tipo de apoyo. Los especialistas realizan una evaluación inicial para determinar quiénes son los candidatos a utilizar la estimulación eléctrica funcional.

La estimulación eléctrica funcional puede mejorar:

• La amplitud de los movimientos que puede realizar una persona
• El tamaño y la fuerza del músculo
• El uso funcional de las manos, los brazos o las piernas
• La circulación sanguínea y la salud del corazón
• El acondicionamiento aeróbico y el estado físico en general
• La capacidad para prevenir la pérdida de densidad ósea